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lectura en el bus

Comencé en mi trabajo hace treinta y ocho meses. No tardé en darme cuenta de cuanto tiempo desperdiciaba en el autobús. En los viajes de vuelta, es dificil coger asiento, pero en los viajes de ida, es casi seguro. Durante todo este tiempo, he dedicado una hora al día, cinco días a la semana, a leer. Descontando las veces que se ha sentado algún conocido a mi lado y por cortesía no he podido hacerlo, habré desperdiciado casi el cincuenta por ciento. No quiero ser descortes pero, para lo que me ha servido, no pueden dejarme en paz? Ser amable tiene estos inconvenientes.

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